La calle estaba vacía.
Normalmente a esas horas ese lugar estaría lleno de gente. Unos volverían de trabajar, otros se dirigirían a su trabajo. Los niños volverían del colegio y otros estarían jugando al otro lado de la acera.
Pero no había nadie. Era una de esas típicas tardes de invierno en las que lo único que te apetece es llegar a casa, quitarte la ropa helada y ponerte un pijama calentito.
Alvaro era lo que tenía pensado hacer. Cruzar la desierta y fría calle rápidamente para llegar a su casa.
No le pareció raro que aquella calle estuviera vacía pero sí se percató de que en la acera había una niña sentada con la mirada perdida en el cielo.
Por su aspecto pensó que sería una niña de unos 8 años. Su larga y rizada melena roja se escondía debajo de un gracioso gorrito con unos pompones de colores.
Estaba tan absorta en sus pensamientos que ni se dio cuenta de que Alvaro la miraba fijamente.
A él le pareció extraño que una niña estuviera sola en ese calle desierta, sin ningun familiar o sin ningun amigo a su lado asique decidió preguntarle.
_Hola, ¿Cómo te llamas?
_Me llamo Irene ¿Y tu?
_Yo me llamo Álvaro - dijo mientras contemplaba su brillante pelo color rojizo - ¿Qué haces aquí sola a estas horas?
_Estoy esperando a que llegue la nieve- dijo ella con sus ojos llenos de esperanza.
Álvaro se quedó pensativo. Allí hacía años que no nevava . Era una de las desventajas de vivir cerca del mar.
_Hoy no creo que llegue, bueno aquí hace tiempo que no llega. Creo que estás esperando en vano Irene.
_Pero no llegó porque la última vez se perdió por el camino. Pero hoy va a llegar, lo he soñado y mi madre dice que si sueñas algo y al despertar al día siguiente te acuerdas de ello ocurre.
Álvaro pensó:"Cuantas veces he llegado a soñar cosas que nunca he llegado a ver, pero es una niña, mejor no quitarle la ilusión"
_Bueno creo que aún tardará un poco en llegar, si quieres me puedo quedar aquí contigo mientras la esperas. Total, hoy no tengo nada que hacer.
_Vale, así la esperaremos los dos juntos.
Allí estuvieron, durante dos horas hablando sobre sus cosas, el sobre lo que hacía todos los días y ella sobre lo que le habían regalado los Reyes Magos aquel año.
_Bueno Irene, creo que la nieve se ha vuelto a perder.
_No, va a llegar, también he soñado que te iba a conocer.
_¿Has soñado esto? - dijo el mientras la miraba con los ojos como platos.
_Sí - dijo ella tranquila y serena.- ¿Entonces tienes 18 años?
_Sí.
_Yo tengo 8, asique cuando yo tenga 38 tu tendras 48. ¿ No es una gran diferencia de edad verdad?
_No - dijo él con una tímida sonrisa.
Mientras Irene contaba con sus pequeños dedos los número empezaron a caer copos de nieve ante la atónita mirada de Álvaro.
_Mira Irene, ¡Está nevando!
_!Te dije que llegaría!, Lo soñé y ha ocurrido.
_Eres increíble Irene.
_Álvaro, prometeme una cosa - dijo ella con su dulce vocecita.
_Lo que quieras Irene.
_Prometeme que me esperarás - dijo ella con una luz llena de esperanza que iluminaba sus ojos azules.
_Te lo prometo - dijo él con una voz tímida y a la vez atrevida.
Y entre azucarados copos de nieve y promesas destinadas a cumplirse aquella fría tarde de invierno llegó a su fin. (:
4 comentarios:
POR DIOS TE AMO! jajajajajaja SACA EL LIBRO ¡YA! o continuala o algo... *-* ME ENCANTA
PRECIOSO
=)
Graciiias (LL)
:O
que bonito.. (L
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