Era la mañana de su decimosexto cumpleaños.
Un día de invierno en el que el sol brillaba como nunca lo había hecho jamás. Tan puro, tan inalcanzable. Muchas veces soñó con volar a su alrededor y mecerse en el viento como un pequeño petalo arrancado de una flor en primavera.
Irene se desperto con el sonido de la alarma de su movil. Ese era para ella el mejor momento del día, aquel en el que te despierta tu canción favorita.
Pensó en todo lo que se le venía encima aquel día. Felicitaciones, abrazos, tirones de orejas, los besos de sus abuelas, el examen de historia que no se podía aplazar...
Se armó de valor y se levantó.
_Hola mamá - dijo mientras se sentaba en la mesa de la cocina.
_Cariño, Felicidades!! - le respondió su madre abalanzandose sobre ella para llenarla de besos - Ya 16 hija, cada vez te haces más mayor. Todabía me acuerdo de cuando agarraba tu manita para llevarte a jugar al parque - suspiró y una pequeña lágrima se asomó timidamente en su cara.
_Mamá no te pongas dramática. Ahora ya puedo ir al parque yo solita - dijo mientras la abrazaba con fuerza - además la que hoy se hace más vieja soy yo, no tú.
Su madre sonrió mientras preparaba el Cola-Cao de cada mañana.
_Bueno Irene, ¿Hoy harás algo especial no ?
_No tengo nada pensado por ahora. Ah sí, ir al colegio y hacer un examen de Historia; menudo regalazo ¿verdad? - dijo con un tono irónico mientras jugueteaba con la cucharita del Cola-Cao.
_Bueno hija, no seas así, yo también hice muchos examenes a tu edad y no me quejaba tanto, además luego siempre apruebas.
¿Por lo menos pedirás un deseo por tu cumpleaños no ?
_Lo que yo quiero no me lo puede dar un deseo de cumpleaños asique ¿para qué malgastar el tiempo?- dijo mientras se levantaba de la mesa - Me voy a vestir que no quiero como regalo una falta por llegar tarde a clase.
_Vale cariño, pero alegra esa cara que es tu cumpleaños.
_Lo intentaré - dijo ella.
Despues de abrigarse bien se apresuró hacia el colegio.
Era un jueves más y la mañana de clase se le hizo especialmente larga. A primera hora tenía clase de lenguaje. Se le daba bien, además le gustaba escuchar a su profesor hablar de literatura. Siempre pensó que era un buen hombre.
Después tuvo clase de matemáticas y más tarde de Filosofía. Era su asignatura favorita, sacaba muy buenas notas pero no le gustaba presumir de ello. Odiaba a las personas que lo hacían...
Nada más acabar el recreo y después de recibir tirones de orejas por un montón de compañeros llegaron dos horas más de clase; Ciencias e Informática. Y para rematar el día examen de Historia.
Fue una de las primeras en terminar el examen y dejaron que se marchara a su casa.
POR FIN !- gritó cuando salió a la calle.
Con su mochila de florecitas al hombro se dirigió a su casa.
Ya tenía 16, su reloj no se paraba. Mañana sería otro día más. Otro día sin querer levantarse de la cama... odiaba la rutina.
Caminaba por la calle mientras miraba al cielo. Le encantaría estar ahí arriba y poder mirar a todo el mundo cmo si fueran hormiguitas; cada uno con su vida, cada uno con sus historia. Cualquiera con una historia como la suya.
Cuando bajó la mirada se encontró con la decepción. Ella estaba ahí abajo;era una hormiguita más...
Suspiró y cuando pensó que nada podría mejorar aquel día y ocurrió.
Sintió como el reloj se paró. Todo el mundo se paró y ella se sumergió en un mar de dudas;
¿era él? No había cambiado nada. Le recordaba así.
Cuántas veces había soñado con esa cara, esos ojos y esa sonrisa....
No puede ser él- pensó para sí mísma.
Él la miró fíjamente y se acercó hacia ella.
No podía artícular palabra. Sintió una fuerte presión en el pecho y notó que le costaba respirar.
Decidió comenzar ella la conversación aunque podría quedarse miles de horas mirándole fijamente.
Hola Álvaro - Dijo mientras hacía de tripas corazón.
Recuerda que te estoy esperando - dijo contundente.
Él sonrió y desde aquel momento el mundo era menos malo :)
2 comentarios:
Bonita entrada. Me gusta tu blog. Yo también te sigo!
Un besito de ensueño =)
Graciias ^^
Publicar un comentario
Dame un pequeño susurro